La ansiedad y sus ganas de no pensar(la) lo tenían así, fumando cada un minuto. Como si el humo del cigarro pudiera detener su agitado corazón, o las fervientes ganas de reír, o llorar.
Ella, ahogada en el alcohol que él había hecho que tomara, sólo lo miraba, con esa mirada expectante, vacía. Una mirada que sólo dice una cosa: sácame de aquí.
Él, dando media vuelta e intentando no pensar(la), abandonó el lugar.
sábado, 14 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario