jueves, 30 de junio de 2011

Dejo mi tierra por un tiempo, dejo mi familia y amigos, dejo el cielo y las estrellas para mirarlas desde otra perspectiva... Necesito hacerlo y poner "stop" en mi vida, necesito alejarme del cosmos, del mundo que puede adivinar qué me pasa con tan solo mirar un poco mis ojos, o irrumpir en mi vida con una fácil y banal mentira... Necesito alejarme de tu voz, de mis pensamientos... necesito crecer YO, sin un TÚ.
Me gusta cuando finges que me quieres... porque así, y sólo así, puedo fingir que me haces feliz, que soy feliz...
Dejé tus manos, es verdad, pero tu mirada aún no me deja... tu soplido, tus susurros no se van del enmarañado desastre que hay en mi cabeza... no aún.

Si quieres...podemos seguir fingiendo.

domingo, 26 de junio de 2011

No creo en lo bueno que puedas ser, ni en la belleza que puede esconderse dentro de un gesto tan simple hecho por ti. Tampoco creo en tus palabras, esas que dices al azar cuando me despido llorando en tu puerta. Menos en las promesas rotas, esas agrietadas desde antes de existir.



En lo que verdaderamente creo es en lo cruel que eres cuando me hablas, en la indiferencia de tus palabras al seducirme, en el cinismo de tu sonrisa al conquistarme. Definitivamente creo en la arrogancia de tus manos al recorrer cada rincón de mi sombra y la manera en que se va haciendo una con la tuya... cautiva, perdida.


Creo en tu falso amor y en mi agonía al terminar la noche.
Es extraño no sentirte ahora, porque siempre estuvimos lejos. Sin embargo este "no sentirte" va más allá de ese "lejos" que siempre fue. Ahora es desear mirarte a los ojos, desear visitar tu casa contigo dando vueltas por los pasillos, desear tus preguntas, tus tejidos, tu preocupación... hablar del tiempo, del calor de Santiago, de los vientos en Punta Arenas, de nuestro miedo a los temblores, de tu visita cuando pequeños en nuestra casa... casi como nuestra más grande anécdota: las mímicas en el patio al anochecer.

Tengo una caja con cartas tuyas, seguramente la misma que debes haber tenido guardada por ahí con cartas mías. Vida escrita en papeles, amor transmitido en tinta y clavada en nuestros crazones... siempre.


Aún está ahí... creo que definitivamente nada puede borrar nuestra complicidad... desde permitirme desvalijar tus muebles cuando pequeña para jugar a hacer música con las ollas, perseguir a los gatos en la cocina y jugar con nuestro Jack de la vida... hasta las galletas para el avión de la despedida en tu puerta cada verano, una de mis más grandes razones para viajar... tú.



Estás aquí, cuidándome y lo sé... más cerca y lejos que nunca... aquí en mi vida, allá en mi cielo.